La finca La Reva es una de las 37 explotaciones agrícolas españolas que participan en el proyecto Cítricos Sostenibles de
En La Reva se aplican dos de las recomendaciones de la Guía Fanta de buenas prácticas sostenibles en el cultivo de cítricos: reducir el consumo de agua para el riego y minimizar el uso de fertilizantes. Según esta, una fertilización eficiente permite ahorrar un 23% de emisiones de CO2, mientras que disminuir el consumo de agua baja 8,8 euros por tonelada los costos de producción.
La directora de Responsabilidad Corporativa de
Cada año,
Sustitución de sistemas de irrigación e instalación de sensores
Cítricos Sostenibles finalizará 2019 con un ahorro total estimado de 800 millones de litros de agua en las 750 hectáreas de plantaciones que se han unido a la iniciativa.
Para ello, dependiendo de la finca, los principales esfuerzos se centran en instalar sensores de humedad y/o sistemas de riego con goteros antidrenantes y autocompensantes, de los que ya se instalaron más de 1.300 kilómetros.
"Los goteros antidrenantes permiten ajustar la presión y obtener un riego eficiente y uniforme, lo que no ocurre con los goteros envejecidos obturados, que limitan el desarrollo de unos árboles mientras riegan en exceso otros, con el derroche consiguiente”, subraya el profesor Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología en la Universitat Jaume I y director del proyecto.
Por otro lado, los sensores de humedad monitorizan cómo evoluciona la humedad del suelo a medida que avanza la campaña de riego. De esta manera, si los sensores ofrecen indicios de que el suelo se está secando, se aumentará ligeramente el riego, mientras que si ofrecen indicios de que el cultivo no consume toda el agua, se podrá reducir el consumo.
Una agricultura con "una mejor competencia ambiental"
Aunque el ahorro de agua es el vector principal del proyecto, la reducción del uso de fertilizantes es otro punto clave. Pallarés explica que “las cosas han cambiado mucho" y que ahora "se respetan las recomendaciones de los técnicos, que ajustan las dosis de fertilizantes según el estado del cultivo, porque un exceso puede contaminar el entorno, las aguas y comprometer una futura cosecha". A su juicio, “hay más consideración con el medio ambiente; se recicla, se permite la cubierta vegetal entre líneas de cultivo... En definitiva, estamos cada día más en un cultivo sustentable".
El objetivo final de la iniciativa es crear una cultura de la sustentabilidad que instale una agricultura con mejor competencia ambiental y que contribuya a reducir la huella hídrica y de carbono. Para ello, se han impartido más de 4.100 horas de asesoramiento a agricultores.
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