A dos años de su puntapié inicial, comenzó el segundo tiempo de la Ley de Etiquetado de Alimentos en Chile. Durante el primer tiempo, los jugadores -es decir consumidores e industria- aprendieron a adecuarse a la nueva cancha, con reglas más estrictas. Ahora, es tiempo de jugar a alto nivel.
El famoso hexágono negro que anuncia si un producto es “alto en” grasas, azucares, sodio o calorías ya se transformó en emblema de una normativa que busca crear ciudadanos más conscientes de lo que consumen. El cambio en las alertas de etiquetado fue de tal envergadura que el diario The New York Times escribió en un reportaje en el que consideró que las de Chile eran “las restricciones más ambiciosas del mundo”.
En la segunda etapa de la Ley de Etiquetado -que comenzó en junio de este año- los sellos se pusieron más exigentes, bajando el límite admitido por cada 100 gramos: de 6 a 5 gramos para las grasas saturadas; las calorías permitidas descendieron de 350 a 300; los azúcares, de 22,5 a 15 gramos y el sodio caerá de 800 a 500 miligramos.
Un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) ya calculó el impacto que tendrán los nuevos requerimientos y determinó que cerca de un 10% de los alimentos que en la primera etapa no tenían sellos, ahora sí deberán tenerlos, a no ser que modifiquen su composición para cumplir las renovadas exigencias.
“Lo bueno es que la industria también ha reformulado sus productos y eso es una buena respuesta a la Ley”, dijo la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, al presentar esta nueva etapa de los sellos, donde precisó que las fiscalizaciones de la normativa han arrojado un cumplimiento por sobre el 75%.
Coca-Cola y la renovación de recetas
No sólo para cumplir con las nuevas reglas, sino con la idea de ir un paso más allá,
“Hemos logrado reducir significativamente la cantidad de azúcar. En el caso de Sprite se bajó a la mitad, mientras que Fanta disminuyó en un 60 por ciento. Se trata de marcas muy importantes e icónicas en Chile y el mundo, por lo que nos importaba que el sabor no se alterara”, explicaba en ese momento el Gerente General de
Pero
La respuesta del consumidor
Las autoridades nacionales se animaron a dar un segundo paso en la Ley de Etiquetados, después de que los consumidores se fueron acostumbrando de a poco a leer el “disco pare” en los envases.
Una encuesta reciente de la consultora Activa Research reveló que, a dos años de su creación, el 78% de los chilenos dice estar de acuerdo con la normativa y un 37% reconoce que se detiene en el detalle de la etiqueta.
En el último estudio Chile3D sobre marcas y estilos de vida, que publica periódicamente la empresa GfK Adimark, un 41% de los encuestados manifestó que la presencia de sellos negros modificó su elección de ciertos alimentos, siendo los segmentos socioeconómicos más altos y la población de mayor edad los más proclives al cambio.
Un 58% de los encuestados del segmento ABC1 dice que el rotulado ha cambiado su conducta frente a los productos, mientras un 38% del grupo D reconoce lo mismo. Además, un 60% de los encuestados mayores a 75 años dice estar haciendo caso a los sellos, mientras sólo un 35% de los jóvenes entre 15 y 24 años admite que lo toma en cuenta.
Ya empezó el segundo tiempo del partido, con una exigencia aún mayor para los consumidores y también para las marcas que desean ofrecer productos cada vez más saludables.
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